Un texto es como un bufé libre: debe estar escrito para que cada uno escoja lo que quiera.
Lo ideal para un lector es no tener que leer toooooodo el texto sino
solo la parte que le gusta. Como esas personas que se comen el roastbeef pero
dejan la guarnición de verduras al vapor.
Pues bien, para que nuestra audiencia escoja qué parte de lo que
escribimos va a leerse primero es necesario que capitaneemos la navegación
intuitiva.
(Ilustración: Hergé)
¿Qué es eso? Consiste en utilizar
recursos visuales para que nuestro receptor, con un simple vistazo, vea de qué
va lo que hemos escrito sin necesidad de leer todo el texto.
Eso no es otra cosa que…
·
Usar negritas o para destacar palabras.
·
Echar mano de los subrayados que resalten frases.
·
Introducir cambios tipográficos (tamaño y color de la letra).
·
Dividir el texto en párrafos breves: 8 líneas como mucho.
·
Titular los grupos
de párrafos.
· Establecer jerarquías de textos
mediante bolos, números, guiones…
·
Escribir alguna frase suelta.
Así, quien nos lee ganará
tiempo y se saltará nuestra cháchara mental: podrá ir al grano. Lo agradecerá
infinito, y eso hará que le gustemos.
El único requisito previo es organizar
bien las ideas antes de lanzarnos a escribir. Algo que deberíamos hacer
siempre que abordemos cualquier texto.
Rosa Marina Padilla Pérez dijo...
13 de abril de 2015, 12:02
¡Muy práctico!