En que hay que servirlos a rebanadas.
Eso significa que no hay que poner una ristra interminable de
frases sino agruparlas en párrafos cortos. Cada idea, un párrafo. Cada
párrafo, con su punto y aparte. En ocasiones, con su título. Y si hay una línea
de separación entre un bloque de texto y otro, casi mejor.
Además, conviene establecer jerarquías en los escritos a
base de guiones, números, bolos… Eso sirve para:
- - Estructurar los contenidos.
- - Hacer más visual la información.
- - Y, por tanto, facilitar la lectura.
Por otro lado, viene bien usar cambios tipográficos, como
negritas y subrayados. Estos propician la navegación intuitiva. Así, sin
leernos, el receptor sabrá de qué va lo que hemos escrito. En pocos
segundos recibirá información, y ese debería ser nuestro objetivo como
comunicadores.
Y, finalmente, no hay que abusar: escribe la versión más
reducida posible de tu texto. Eso siempre funciona.
P.D. Por cierto, ¿sabes cuál es la diferencia entre
“rebanada” y “rodaja”? Que esta siempre
es circular; las rebanadas suelen ser como la sombra de los cipreses: alargadas.
Susana de Pablos dijo...
31 de mayo de 2013, 22:43
Como siempre, Cris, tus post me resultan amenos, ligeros e incluso divertidos. Muchas gracias por compartir tu conocimiento, compañera.
Cris Planchuelo dijo...
1 de junio de 2013, 1:03
Gracias, Susana. Tus palabras me estimulan mucho.